sábado, abril 19, 2025
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El MIT impulsa la conversión de CO2 en recursos útiles: Nuevas aplicaciones para combatir el cambio climático

El MIT ha anunciado el desarrollo de una innovadora tecnología que optimiza la conversión de CO2 en compuestos orgánicos, un avance que tiene aplicaciones diversas, desde la producción de proteínas para la alimentación hasta la creación de hormigón sostenible.

En la lucha contra el cambio climático, existen múltiples frentes de acción, pero uno de los más cruciales es la transición hacia fuentes de energía renovables. Además, enfoques como la economía circular también están cobrando relevancia. Un ejemplo de esto sería una fábrica que emite CO2, pero en lugar de liberar el gas a la atmósfera, este es capturado y transformado en un material útil, como el que refuerza el hormigón. De esta manera, el dióxido de carbono podría convertirse en un aliado en la reducción de las emisiones globales. En artículos previos hemos explorado las tecnologías de captura y almacenamiento de carbono, pero ahora nos centraremos en cómo el MIT planea aprovechar este gas después de su captura.

Para que el uso del CO2 como materia prima sea rentable y eficiente, es fundamental optimizar tanto el proceso de captura como el de conversión a otros productos. Recientemente, el MIT presentó una nueva tecnología que promete mejorar la eficiencia en este proceso.

El avance consiste en un diseño de electrodos que optimiza las reacciones electroquímicas necesarias para convertir el dióxido de carbono (CO2) en productos químicos, como etileno y otros compuestos orgánicos. Este sistema innovador emplea finos hilos de cobre tejidos a través de una membrana conductora, lo que permite una conexión más directa con el catalizador, aumentando así la selectividad y la velocidad de las reacciones químicas.

Los investigadores del MIT han llevado a cabo pruebas de laboratorio que validan la efectividad del sistema, mostrando que es capaz de alcanzar altas tasas de conversión de CO2 con un consumo energético mínimo. Además, se han centrado en la viabilidad de escalar este sistema para su uso en operaciones industriales, gracias a un diseño modular del electrodo que mantiene su eficiencia incluso en aplicaciones a gran escala.

Cinco aplicaciones del CO2 como recurso

El aprovechamiento del dióxido de carbono es una de las grandes promesas en la lucha contra el cambio climático, gracias a las tecnologías de captura y los nuevos avances en catalizadores. A continuación, te presentamos algunas de las aplicaciones más interesantes que podrían darle una segunda vida al CO2.

  1. Hormigón más sostenible La producción de hormigón es un proceso intensivo en energía y una fuente significativa de gases de efecto invernadero. Sin embargo, al inyectar CO2 líquido en la mezcla de hormigón, se produce un proceso de mineralización que secuestra el CO2 en los edificios e infraestructuras, reduciendo así su huella de carbono.
  2. Industria textil Otra aplicación interesante es la producción de celulosa a partir de CO2 mediante procesos bioquímicos, utilizando enzimas. Este proceso genera láminas de pulpa que luego se transforman en fibras textiles, un material conocido como lyocell, utilizado para confeccionar productos como ropa de cama.
  3. Producción de proteínas sintéticas En misiones espaciales de larga duración, como una posible colonización de Marte, la producción de alimentos será crucial. Los microbios que se alimentan de hidrógeno y dióxido de carbono pueden ser una fuente viable de proteínas, ya que el residuo seco de este proceso metabólico es casi completamente proteína pura.
  4. Fabricación de bicarbonato de sodio El CO2 también se utiliza para producir bicarbonato de sodio, un compuesto usado tanto en la cocina como en medicina. Algunas empresas químicas ya están aprovechando el dióxido de carbono y el hidróxido de sodio para crear este compuesto.
  5. Cultivo de algas y biocombustibles El CO2 también se puede emplear para cultivar algas, un recurso con gran potencial en áreas como la alimentación y los biocombustibles. En Cádiz, por ejemplo, una empresa cultiva algas cerca de fábricas y plantas eléctricas, utilizándolas para compostaje y cosmética.

Si bien estas aplicaciones del CO2 como materia prima abren nuevas posibilidades, es importante destacar que la mejor estrategia en la lucha contra el calentamiento global sigue siendo la prevención de las emisiones. Energías renovables como la solar, la eólica o la undimotriz continúan siendo la opción más segura para enfrentar el cambio climático

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